jueves, 13 de abril de 2017

Especia Semana Santa: Jueves Santo


Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra y, arrodillado, oraba diciendo: "Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya". Y se le apareció un ángel del cielo que lo confortaba. Y le entró un sudor que caía hasta el suelo como si fueran gotas espesas de sangre.
Lc 22, 41-44
¡Jesús Misericordioso, confío en ti!
Tu bondad es infinita, y no tengo miedo de nada.
Confío sin límites en tu misericordia.
Tú me acompañas en las dificultades,
y en las duras pruebas de la vida,
en la felicidad y en la desgracia,
en mi vida y en mi muerte, y en la eternidad.
Nada me asusta,
cuando te tengo en mi corazón.
Jesús abre mi alma a la esperanza.
Inclínate hacia mis pecados y mis miserias,
perdona mis faltas
y purifica mi corazón.
Me consagro a ti,
con el fin de vivir y de tender a la perfección
y de glorificarte aquí abajo y en la eternidad.
Jesús misericordioso, tú eres mi fuerza y el dulce reposo de mi alma,
tú sabes bien quién soy, temo todo de mi debilidad,
pero al mismo tiempo,
espero obtener todo de tu inagotable misericordia.
Transfórmame en ti, porque tú puedes todo.
Santifica mis acciones, para que merezcan la eternidad.
Aunque sea grande mi debilidad,
tengo confianza en el poder de tu gracia que me sostendrá.
Pongo mi confianza en ti, ahora y por siempre
y sobre todo en la hora de mi muerte.
Amén.