lunes, 28 de marzo de 2016

Lunes de Pascua con Álvaro Fraile.

Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos.
Mt 28, 19-20
Ven a romper mis cadenas

Jesús mío,
me gustaría servirte,
y no encuentro el camino.
Me gustaría hacer el bien,
y no encuentro el camino.
Me gustaría encontrarte
y no encuentro el camino.
Me gustaría amarte,
y no encuentro el camino.

Aún no te conozco, Jesús mío,
porque no te busco.
Yo te busco, y no te encuentro...
Ven a mí, Jesús mío.
No te amaré nunca
si no me ayudas, Jesús mío.
Ven a romper mis cadenas,
si tú me quieres tuyo.
Jesús, sé Jesús para mí.

Amén

domingo, 27 de marzo de 2016

Feliz Pascua de Resurrección


Semana Santa con Álvaro Fraile. Domingo de Resurrección.

Estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Mientras lloraba se asomo al sepulcro, y vio dos ángeles de blanco, sentados, un a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan: "Mujer, ¿por qué lloras?" Ella les contesta: "Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto." Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?" Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo recogeré." Jesús le dice: "¡María!." Ella se vuelve y le dice: "Rabboini" - que significa: "Maestro". Jesús le dice: "No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro." María la Magdalena fue y anunció a los discípulos "He visto al Señor y me ha dicho esto".
Jn 20, 11-18 
Allí donde tú estás, Cristo habla de Pascua
¡Alabada seas tú, cruz de Cristo!
Allí donde te encuentren,
Cristo da testimonio de su misterio pascual:
del paso de la muerte a la vida.
Él da testimonio del amor,
de la fuerza interior de una vida nacida del amor,
que ha vencido a la muerte.

Alabada seas tú, cruz de Cristo,
allí donde estés levantada,
en los campos de batalla,
en los campos de prisioneros,
al borde de los caminos.

Allí donde los hombres sufren,
allí donde trabajan,
estudian y dan prueba de creatividad.

En todo lugar,
en el corazón de cada hombre y de cada mujer,
de cada chico y de cada chica,
en el corazón de todos los hombres,
alabada seas tú, cruz de Cristo.

Amén


sábado, 26 de marzo de 2016

Miguel de Unamuno: Poema "El Cristo de Velázquez"

Semana Santa con Álvaro Fraile. Sábado Santo.

Señor Jesucristo, has hecho brillar tu luz en las tinieblas de la muerte, la fuerza protectora de tu amor habita en el abismo de la más profunda soledad; en medio de tu ocultamiento podemos cantar el aleluya de los redimidos.
Concédenos la humilde sencillez de la fe que no se desconcierta cuando tú nos llamas a la hora de las tinieblas y del abandono, cuando todo parece inconsistente. En esta época en que tus cosas parecen estar librando una batalla mortal, concédenos luz suficiente para no perderte; luz suficiente para poder iluminar a los otros que también lo necesitan.
Haz que el misterio de tu alegría pascual resplandezca en nuestros días como el alba, haz que seamos realmente hombres pascuales en medio del sábado santo de la historia.
Haz que a través de los días luminosos y oscuros de nuestro tiempo nos pongamos alegremente en camino hacia tu gloria futura. Amén 
Meditaciones para la noche del sábado santo. Benedicto XVI

No me mueve, mi Dios, para quererte

 No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque o que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.


El Señor todopoderoso nos concede
una noche tranquila y una muerte santa. Amén.

viernes, 25 de marzo de 2016

Semana Santa con Álvaro Fraile. Viernes Santo.

Era ya la hora sexta, y vinieron las tinieblas sobre toda la tierra, hasta la hora nona, porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo: "Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu". Y, dicho esto, expiró.
Lc 23, 44-46
¡Oh santa Cruz de la esperanza!
¡Oh Cruz santa!,
mi Señor está en tu madero
en los dolores de su pasión.
Veo sus manos, sus pies,
su costado, traspasados
por los clavos y la espada.

Quien podrá alabarte lo suficiente,
a ti que has traído la salvación al mundo
y el consuelo para todos nosotros.

Tú eres el puente echado sobre la ola,
para que todos salten
las aguas profundas del río.

Tú eres la victoria brillante
tú has triunfado para siempre,
sobre el enemigo.

Tú eres el bastón del peregrino,
que se apoya en ti con confianza,
y nunca tropieza ni cae.

Tú eres la llave del paraíso,
que nos abre la puerta de la vida
que Dios, por ti, nos da.

Muestra tu fuerza y tu poder,
guárdanos todos juntos
firmes e la esperanza.

Y que en el día en que Dios ha elegido,
todos sus hijos reunidos
en la paz estén con él.

Amén



jueves, 24 de marzo de 2016

Semana Santa con Álvaro Fraile. Jueves Santo

Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra y, arrodillado, oraba diciendo: "Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya". Y se le apareció un ángel del cielo que lo confortaba. Y le entró un sudor que caía hasta el suelo como si fueran gotas espesas de sangre.
Lc 22, 41-44
¡Jesús Misericordioso, confío en ti!
Tu bondad es infinita, y no tengo miedo de nada.
Confío sin límites en tu misericordia.
Tú me acompañas en las dificultades,
y en las duras pruebas de la vida,
en la felicidad y en la desgracia,
en mi vida y en mi muerte, y en la eternidad.
Nada me asusta,
cuando te tengo en mi corazón.
Jesús abre mi alma a la esperanza.
Inclínate hacia mis pecados y mis miserias,
perdona mis faltas
y purifica mi corazón.
Me consagro a ti,
con el fin de vivir y de tender a la perfección
y de glorificarte aquí abajo y en la eternidad.
Jesús misericordioso, tú eres mi fuerza y el dulce reposo de mi alma,
tú sabes bien quién soy, temo todo de mi debilidad,
pero al mismo tiempo,
espero obtener todo de tu inagotable misericordia.
Transfórmame en ti, porque tú puedes todo.
Santifica mis acciones, para que merezcan la eternidad.
Aunque sea grande mi debilidad,
tengo confianza en el poder de tu gracia que me sostendrá.
Pongo mi confianza en ti, ahora y por siempre
y sobre todo en la hora de mi muerte.
Amén.

domingo, 20 de marzo de 2016

Semana Santa con Álvaro Fraile. Domingo de Ramos

Mientras él iba avanzando, extendían sus mantos por el camino. Y, cuando se acercaba ya a la bajada del monte de los Olivos, la multitud de los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios a grandes voces por todos los milagros que habían visto, diciendo: "¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en las alturas".
Lc 10, 36-38



La palabra de... Antonio Pérez

Ramos, olivos, la jofaina, la cruz y el pan la luz
El domingo de Ramos o de Pasión, en el que comienza la Semana Santa, debe de ser visto por los cristianos, como el momento para proclamar a Jesús como el pilar fundamental de sus vidas, tal como lo demostró la gente de Jerusalén al seguir a Cristo. Asimismo, las ramas de olivo y palmas, representa la fe de la Iglesia en Cristo, la proclamación de Jesús como el Rey de Cielo y Tierra y, sobre todo, de la vida del cristiano.
La eucaristía de este domingo vive dos momentos importantes: al principio, con la procesión de las palmas y ramos de olivo y la bendición de las mismas por parte del sacerdote en cuanto que preside la procesión y la Palabra que evoca la Pasión del Señor, este año con el evangelio de San Lucas. El color litúrgico del domingo de Ramos es el rojo, ya que se conmemora el sublime martirio de Jesús.
La Palabra ocupa gran parte del tiempo de la liturgia de este día. San Lucas no habla de palmas ni olivos, sino de gente que iba alfombrando el camino con sus mantos, como se recibe a un rey, gente que gritaba: “Bendito el que viene en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en lo alto”. Y proclamando la pasión y muerte escuchamos por boca de Jesús en el madero de la cruz sus últimas palabras: “Padre a tus manos encomiendo mi vida” nueva semilla que debe empujar el remo evangelizador de la Iglesia en el mundo. 
El domingo de Ramos, pórtico de la Semana Santa, que celebraremos el Triduo Pascual: 
Jueves Santo con la Misa de la Cena del Señor recordamos, toda la comunidad reunida, la última Cena de Jesús, la institución de la Eucaristía y del Orden Sacerdotal, y el mandamiento del amor.
Viernes Santo con lo que popularmente llamamos “Oficios”, sin celebrar propiamente la Misa, sí que proclamamos el misterio de la Cruz, en las lecturas de la Palabra de Dios. Invocamos la salvación del mundo por la fuerza de la Cruz. Adoramos la Cruz del Señor Jesús.Y finalmente participamos del misterio de la Cruz, del Cuerpo entregado y comulgando de Él. La Pasión de Cristo es pues, proclamada, invocada, venerada y comulgada.
El Sábado Santo no tenemos celebraciones litúrgicas en recuerdo de la muerte de Jesús. Es día de silencio. Para llegar, bien entrada la noche, a la celebración más importante del año cristiano la Vigilia Pascual, la Resurrección del Señor. Ya en la Didascalia de los Apóstoles leemos: “Durante toda la noche (del sábado al domingo) permaneced reunidos en comunidad, no durmáis, pasad toda la noche en vela, rezando y orando, leyendo los profetas, el evangelio y los salmos, en un clima de súplica incesante”. Noche y día de inmensa alegría celebrando el motivo de nuestra fe: La Resurrección del Señor que garantiza la nuestra.

viernes, 18 de marzo de 2016

Programa de la Semana Santa 2016 de Albacete

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5º Domingo de Cuaresma: Descubre nuevos LUGARES


La palabra de... ocho seminaristas de Albacete - 19 de Marzo:Día del seminario

"Nacimos para ser valientes y llegar a ser felices"

REGUNTA. ¿Cuándo descubristeis vuestra vocación?
Juan José: La verdad es que la vocación la sentí desde muy niño, pero descubrirla como tal, como la opción que iba a tomar en mi vida fue cuando tenía 19 años y estaba haciendo mi segundo año de Historia en Alicante. El descubrir de mi vocación, como todas, fue un continuo avanzar paso a paso hasta llegar a ver de forma más o menos clara el plan de Dios para mí entre todos los que se me presentaban delante.
Alejandro: En mi camino vocacional, el pistoletazo de salida fue mi primer día como monaguillo, un día que ni mucho menos tenía pensado salir, pero por “causalidad”, allí estaba. Desde entonces, participaba activamente en la parroquia, y gracias a eso, fui en 2005 a mi primer campamento en el Sahuco, lugar que me ayudó a descubrir mi vocación y su llamada. Jesús usa todos los medios para llamarte, pero hay que abrir los oídos y el corazón para para decir: Señor, aquí estoy, dispuesto a todo.
Rubén: La vocación estuvo presente desde muy temprana edad, solo que la res- puesta ha sido tardía. Pero el tiempo siempre es favorable para ello, nunca es tarde.
Saúl: Desde pequeño he sentido ganas de entrar al seminario. Con el paso de los años se iba reafirmando esas ganas de entrar y esa pregunta de ¿por qué no podía ser sacerdote? Gracias al testimonio de los seminaristas que vienen en Semana Santa y ver su alegría me preguntaba que por qué no podía vivir yo esa alegría. Y a partir de ahí este año me he decidido a entrar y espero que esta vocación dé fruto abundante.
Martín: Tengo que decir que yo no he estado muy vinculado a la parroquia, pero tras un viaje a Roma empecé a tener más relación con los sacerdotes de mi pueblo y un día estando yo en el trabajo, tuve una conversación con el párroco a la cual no le di mucha importancia pero que al cabo de unos días empezaron a surgirme preguntas y tras un discernimiento con los sacerdotes de La Roda (hoy día sigo con ese discernimiento en el Seminario), pude dar este gran paso en mi vida. 
P. ¿Qué os aporta la vida de seminario?
Ángel: Saber que estoy donde el Señor me quiere, me aporta paz, felicidad y alegría. Además me posibilita un conocimiento de Dios desde la fe y la razón. 
Álvaro: La vida de seminario aporta a uno conocimiento de sí. Pero más que aportarme algo yo diría que me está enseñando muchas cosas. Primero a conocerme más a mí, a saber convivir, a saber relacionarme con Dios y a conocerlo más y conociéndolo amarlo más.
Alejandro: Sobre todo alegría, la alegría de ser llamado por Jesús y poder darlo a conocer a todos junto con mis compañeros.
P. ¿Qué sacerdote es el que necesita la Iglesia de hoy?
Juan Ángel: Un sacerdote dispuesto a ponerse en camino dispuesto a salir a las periferias y a entablar un diálogo fecundo con todas las personas.
Juan José: La Iglesia de hoy y de todos los tiempos necesita un único tipo de sacerdote: el del sacerdote según el corazón de Cristo. “Os daré pastores según mi corazón”. Un sacerdote así es un sacerdote cuyo corazón y cuya vida ha entregado totalmente a Dios y los demás, que no duda en tender su mano a quien necesite ayuda, se la pida o no, se la agradezca o no. Un sacerdote así es testigo y presencia del amor y de la luz de Dios en medio de un mundo ensombrecido por el mal.
Rubén: Yo creo que el sacerdote de hoy debe ser el que ha experimentado el encuentro con Dios. En él los demás deben poder ver a Dios. Todo desde el servicio.
P. ¿Qué le diríais a un joven que siente la llamada al sacerdocio?
Saúl: Que sea valiente que no tenga miedo y que se atreva a seguir a Jesucristo para así servir a los hermanos y hacer una sociedad más humana.
Juan José: Lo de siempre, el tópico que es verdad, y no porque se hace verdad por repetirlo. Que sea valiente, que se entregue del todo al seguimiento de Cristo. Dios no nos quita nada, y lo que mucha gente ve cómo pérdida Él se encarga de dárnoslo por otro lado y con creces. Es normal sentir miedo en la vida, pero si tenemos la seguridad de que esto es de Dios, de que nos acompaña en el camino, ¿qué nos impide lanzarnos hacia la felicidad? Nacimos para ser valientes y llegar a ser felices, no para vivir atemorizados y lamentándonos por lo que podríamos haber sido y no somos.
Álvaro: Si un joven sintiese hoy la llamada al sacerdocio lo primero que le diría es que rece. Después que no tenga miedo, que sea valiente pues está respondiendo a aquel que desde el principio está pensando en él. Adelante, como dijo San Juan Pablo II: “No tengáis miedo, merece la pena dar la vida por Cristo”.

domingo, 6 de marzo de 2016

4º Domingo de Cuaresma: semana del HOGAR


La palabra de... D.Ciriaco Benavente

Hijos pródigos
Jesús fue un admirable contador de parábolas. Algunas se han hecho tan universales que todo el mundo las conoce. Es el caso de la parábola del Hijo pródigo.
Es importante hacer la composición de lugar, ver lo que motiva la parábola y los destinatarios: La parábola se introduce con estas palabras: «Solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: “Ése acoge a los pecadores y come con ellos”. Entonces Jesús les dijo esta parábola...» (Lc 15, 1-2)
El padre de la parábola tenía dos hijos. El menor era un pendón de taberna; el mayor, un pendón de procesión. Un día, el menor, dando un portazo, se largó de casa, no sin antes llevarse su parte de la herencia. Quería vivir su vida. Pensaba seguramente que la sombra del padre era un obstáculo a su realización humana. Entró así en una loca carrera consumista. Sin referentes de sentido, sin otra norma que las apetencias inmediatas, la tiranía de sus propios deseos le convirtió en un potro desbocado.
“Mientras seas rico tendrás muchos amigos”, decían los clásicos latinos. En poco tiempo dilapidó la herencia. Y ahí está ahora solo, curvado sobre sí mismo, insatisfecho en medio de las cosas, sin siquiera tener acceso a la ración de droga diaria que le dejaba cada vez más vacío. Cayó tan bajo que llegó a sentir envidia de los cerdos que hozaban en la falda del monte. Viajero solitario de un camino sin meta, en realidad no sólo huía del padre que le resulta molesto y exigente, huía también de sí mismo. Ni las cosas por las cosas, ni la droga ni el sexo desprovisto de amor llenaron nunca su ansia de felicidad.