sábado, 29 de diciembre de 2018

2º Domingo de Adviento: Semana de la familia

Seguimos estando en un periodo de misión en nuestra Diócesis, en este curso se nos proponen tres momentos intensivos, en tres realidades de evangelización concretas, que son: la familia, la caridad y los jóvenes. A cada una de estas realidades se les quiere dedicar una semana especial, llena de actividades y momentos de encuentro, que los distintos arciprestazgos organizarán con la colaboración y ayuda de los secretariados.

En Adviento toca organizar y celebrar “la semana de la familia”. Puede dar la impresión de que es nombrar esta realidad y se nos cambia el gesto de la cara. Será porque últimamente estamos asistiendo al deterioro de la unidad familiar y contemplamos con tristeza como la familia ya ha dejado de ser un ámbito para la transmisión y la vivencia de la fe.

Pero porque estamos en Adviento y es tiempo de esperanza, no podemos caer en el pesimismo y la tristeza. Necesitamos mirar a nuestra iglesia con una nueva mirada, necesitamos contemplar a la familia con optimismo, como un reto evangelizador, como un ámbito recuperable para que la fe germine dentro de ella. ¿Cómo tiene que ser esta mirada hacia el terreno familiar?

• Una mirada acogedora: necesitamos abrir bien los brazos para acoger, y los oídos para escuchar y comprender las alegrías y los problemas de las familias.

• Una mirada sanadora: una palabra, un gesto de cariño, un rato de compañía puede sanar tantas heridas abiertas.

• Una mirada llena de esperanza: no todo está perdido, la familia sigue siendo terreno fértil y privilegiado para sembrar la fe y para descubrir, discernir y madurar la vocación a la que Dios llama a cada miembro.

• Una mirada pastoral integradora: normalmente nuestro trabajo pastoral con las familias suele estar fragmentado y dividido sectorialmente: trabajamos con niños, jóvenes, adultos, matrimonios, enfermos… pero cada uno por su parte, sin ningún tipo de coordinación ni de unidad. Sería muy positivo que grupos parroquiales y secretariados trabajaran más coordinados y unidos, y este es uno de los grandes objetivos de la semana de la familia.

• Una mirada celebrativa: celebrar y vivir la alegría de la fe en todos los ámbitos familiares de manera conjunta. Recuperar tradiciones y pequeños gestos que nos hagan sentir con sencillez que compartimos una misma fe. Recordar con agradecimiento que el mismo Dios quiso nacer y crecer en el seno de una familia, ofrezcámosle pertenecer y ser parte también de la nuestra.