Seguimos estando en un periodo de misión en nuestra Diócesis, en este
curso se nos proponen tres momentos intensivos, en tres realidades de
evangelización concretas, que son: la familia, la caridad y los jóvenes. A cada
una de estas realidades se les quiere dedicar una semana especial, llena de
actividades y momentos de encuentro, que los distintos arciprestazgos
organizarán con la colaboración y ayuda de los secretariados.
En Adviento toca organizar y celebrar “la semana de la familia”. Puede
dar la impresión de que es nombrar esta realidad y se nos cambia el gesto de la
cara. Será porque últimamente estamos asistiendo al deterioro de la unidad
familiar y contemplamos con tristeza como la familia ya ha dejado de ser un
ámbito para la transmisión y la vivencia de la fe.
Pero porque estamos en Adviento y es tiempo de esperanza, no podemos
caer en el pesimismo y la tristeza. Necesitamos mirar a nuestra iglesia con una
nueva mirada, necesitamos contemplar a la familia con optimismo, como un reto
evangelizador, como un ámbito recuperable para que la fe germine dentro de
ella. ¿Cómo tiene que ser esta mirada hacia el terreno familiar?
• Una mirada acogedora: necesitamos abrir bien los brazos para acoger,
y los oídos para escuchar y comprender las alegrías y los problemas de las
familias.
• Una mirada sanadora: una palabra, un gesto de cariño, un rato de
compañía puede sanar tantas heridas abiertas.
• Una mirada llena de esperanza: no todo está perdido, la familia sigue
siendo terreno fértil y privilegiado para sembrar la fe y para descubrir,
discernir y madurar la vocación a la que Dios llama a cada miembro.
• Una mirada pastoral integradora: normalmente nuestro trabajo pastoral
con las familias suele estar fragmentado y dividido sectorialmente: trabajamos
con niños, jóvenes, adultos, matrimonios, enfermos… pero cada uno por su parte,
sin ningún tipo de coordinación ni de unidad. Sería muy positivo que grupos
parroquiales y secretariados trabajaran más coordinados y unidos, y este es uno
de los grandes objetivos de la semana de la familia.
• Una mirada celebrativa: celebrar y vivir la alegría de la fe en todos
los ámbitos familiares de manera conjunta. Recuperar tradiciones y pequeños
gestos que nos hagan sentir con sencillez que compartimos una misma fe.
Recordar con agradecimiento que el mismo Dios quiso nacer y crecer en el seno
de una familia, ofrezcámosle pertenecer y ser parte también de la nuestra.