domingo, 12 de febrero de 2017

Campaña Manos Unidas por Pilar Martínez

EL MUNDO NO NECESITA MÁS COMIDA, NECESITA MÁS GENTE COMPROMETIDA
Manos Unidas, la ONG de la Iglesia católica en España, inicia la Campaña 58, inmersa dentro de nuestro Trienio de la Lucha contra el Hambre (2016-2018), cuyo objetivo principal es disminuir el hambre en el mundo y reforzar el derecho a la alimentación de las personas más pobres y vulnerables de la tierra.
Para conseguirlo, apoyamos proyectos de desarrollo y de seguridad alimentaria, compatibles con la sostenibilidad medioambiental y denunciamos los mecanismos que provocan o mantienen el hambre en el mundo, utilizando a los alimentos como productos financieros, con el único objetivo de obtener más beneficio y no para alimentar a las personas.
Contribuimos al cambio, denunciando las situaciones injustas y proponemos sistemas alimentarios más justos. Educamos y sensibilizamos para lograr una vida más solidaria y sostenible, basada en la defensa de la dignidad de las personas. Capacitamos a los pequeños agricultores en mejorar sus técnicas de producción, conservación y transporte, para evitar pérdidas de alimentos. Acompañamos a las personas más pobres y reforzamos el derecho a la alimentación de los pequeños agricultores.
El hambre es el mayor riesgo para la salud en el mundo, de hecho mata a más personas cada año, que el SIDA, la malaria y la tuberculosis juntos. El problema del hambre, no es por falta de alimentos, ya que se producen suficientes como para alimentar al doble de la población actual, es un problema de insolidaridad. Como dice el papa Francisco: ¡Es un escándalo!
Actualmente 800 millones de personas pasan hambre, es decir, una de cada nueve personas en el mundo no tiene alimentos para llevar una vida sana y esta proporción es mayor en África subsahariana, siendo la causa de que miles de niños menores de 5 años, mueran cada día.¡Y mientras 1.300 millones de toneladas de alimentos acaban en la basura cada año!
Debemos cambiar nuestro estilo actual de vida consumista, ya que la pérdida y desperdicio de alimentos provoca la subida de precios y disminuye la capacidad de los más pobres para adquirirlos, al tiempo que afecta a la sostenibilidad económica, social y medioambiental.
No podemos quedar indiferentes e impasibles ante esta terrible y vergonzante situación, tenemos que ser más solidarios y actuar ya, mañana puede ser tarde para millones de personas. “Dios no creo la pobreza, fueron los hombres con su falta de solidaridad con sus hermanos” (santa Madre Teresa).