EL MUNDO NO NECESITA MÁS COMIDA, NECESITA MÁS GENTE COMPROMETIDA
Manos Unidas, la ONG de la
Iglesia católica en España,
inicia la Campaña 58, inmersa
dentro de nuestro Trienio de la
Lucha contra el Hambre (2016-2018),
cuyo objetivo principal es disminuir
el hambre en el mundo y reforzar el
derecho a la alimentación de las personas
más pobres y vulnerables de la
tierra.
Para conseguirlo, apoyamos proyectos
de desarrollo y de seguridad
alimentaria, compatibles con la sostenibilidad
medioambiental y denunciamos
los mecanismos que provocan
o mantienen el hambre en el mundo,
utilizando a los alimentos como productos
financieros, con el único objetivo
de obtener más beneficio y no
para alimentar a las personas.
Contribuimos al cambio, denunciando
las situaciones injustas y proponemos
sistemas alimentarios más
justos. Educamos y sensibilizamos
para lograr una vida más solidaria y
sostenible, basada en la defensa de la
dignidad de las personas. Capacitamos
a los pequeños agricultores en
mejorar sus técnicas de producción,
conservación y transporte, para evitar
pérdidas de alimentos. Acompañamos
a las personas más pobres y reforzamos
el derecho a la alimentación
de los pequeños agricultores.
El hambre es el mayor riesgo para
la salud en el mundo, de hecho mata a
más personas cada año, que el SIDA,
la malaria y la tuberculosis juntos. El
problema del hambre, no es por falta
de alimentos, ya que se producen suficientes
como para alimentar al doble
de la población actual, es un problema
de insolidaridad. Como dice el
papa Francisco: ¡Es un escándalo!
Actualmente 800 millones de personas
pasan hambre, es decir, una de
cada nueve personas en el mundo no
tiene alimentos para llevar una vida
sana y esta proporción es mayor en
África subsahariana, siendo la causa
de que miles de niños menores de 5
años, mueran cada día.¡Y mientras 1.300 millones
de toneladas
de
alimentos
acaban
en la
basura
cada
año!
Debemos cambiar nuestro estilo
actual de vida consumista, ya que la
pérdida y desperdicio de alimentos
provoca la subida de precios y disminuye
la capacidad de los más pobres
para adquirirlos, al tiempo que afecta
a la sostenibilidad económica, social y
medioambiental.
No podemos quedar indiferentes e
impasibles ante esta terrible y vergonzante
situación, tenemos que ser más
solidarios y actuar ya, mañana puede
ser tarde para millones de personas.
“Dios no creo la pobreza, fueron los
hombres con su falta de solidaridad
con sus hermanos” (santa Madre
Teresa).