domingo, 25 de diciembre de 2016
sábado, 24 de diciembre de 2016
miércoles, 21 de diciembre de 2016
Decoración Navideña en SES Riopar
Esta mañana cuando he venido al instituto me he encontrado esta fantástica decoración navideña realizada bajo la dirección de Silvia, la profesora de plástica del instituto. ¡Enhorabuena a tod@s!
domingo, 18 de diciembre de 2016
La palabra de ... D. Ciriaco Benavente
Un hombre lleno de confianza en Dios
El evangelio de este domingo nos pone en contacto con el recorrido interior que José
tuvo que hacer hasta descubrir a Jesús como
un don de Dios que a él le corresponde acoger
y custodiar.
¿A quién podría confiar Dios sus dos principales tesoros —Jesús y María—, sino a San
José, la sencillez encarnada? A los sencillos se
revela Dios con mayor facilidad. Un amigo,
sacerdote y poeta, lo describe así: “Tenía que
ser alguien con mucha fe; ¿cómo, si no, iba a
poder vivir tan cerca del misterio sin quemarse? Tenía que ser alguien con mucha profundidad, pero como un pozo de agua clara al
que se le ve el fondo; de pocas preguntas, sólo
las justas para saber qué esperaba Dios de él.
Tenía que ser un hombre lleno de confianza
en Dios para fiarse plenamente de Él, por más
inesperados que fueran sus caminos, y para
fiarse de María, para no dudar de ella por más
desconcertantes y extraña que resultase su
misión. Alguien que aceptase la luz de la palabra sin reservas, a corazón abierto. Alguien
obediente siempre a la voz del Espíritu. Tenía
que ser alguien capaz de amar mucho: Amar a Dios para ofrecerle sin pestañear cualquier
cosa que le pidiese, aunque pareciera descabellada; para ver la mano de Dios en todo, en
lo grande y en lo pequeño; para poder adivinarlo en la mirada, en la sonrisa o en el llanto
del Niño; para amar a María, para tenerla en
el centro de su corazón, para leer a través de
sus silencios, para estar seguro con sólo mirarla de la limpieza de su corazón, para saber
quedarse discretamente a la puerta de su intimidad. Tenía que ser alguien que amara sin
medida, sin pasar recibo, sin darlo importancia” (R. Prieto).
Ese hombre fue San José: la santidad vestida con túnica de carpintero, tejida de silencios,
hecha a golpes de martillo y de una renuncia
oculta y perfumada con el amor de cada día.
El hecho de descender de David permitiría
entroncar a Jesús con la herencia davídica. El
evangelista Mateo nos hace saber que era carpintero —“¿no es éste el hijo del carpintero?”, decían de Jesús: Un trabajo honrado que permitiría a su familia vivir una vida tan sobria
como digna.
El matrimonio judío se componía de dos momentos espaciados durante un año. El primer momento, los desposorios,
convertía a los novios en marido
y mujer; pero la convivencia no
ocurría hasta pasado el año. En
ese año de espera es cuando José
percibe el embarazo de su mujer:
“Como era justo y no quería poner
en evidencia a María, decidió repudiarla en secreto”. Hasta en esto se
nota su bondad. Sólo cuando sabe
que el asunto es de Dios, lo acepta
sin pestañear, hasta dar nombre e
identidad social al Niño, a pesar
de su temor inicial de arrogarse el mérito de una paternidad que no dependía de
él: “No temas tomar contigo a María, tu mujer, porque lo engendrado en ella es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por
nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de
sus pecados”.
José es uno de esos hombres a los que les
tocó vivir pruebas de fe tan duras como la de
Abrahán. Por eso, son los hombres a través de
los cuales Dios lleva adelante su proyecto de
salvación y de gracia. Sólo desde una fe honda
se pueden aceptar los caminos del Dios, que
escribe derecho, aunque con renglones que, a
nuestra humana lógica, parecen torcidos.
“No temas”. Esta invitación a fiarse de Dios
sin miedos, ¿no sería un buen lema para colocarlo junto al belén del comedor, o para colgarlo del árbol navideño? ¡Feliz Navidad!
Si cuidas el planeta, combates la pobreza
Desde la campaña “Si cuidas el
planeta, combates la pobreza”,
Justicia y Paz, y las demás entidades que componen la iniciativa Enlázate por la Justicia (Cáritas, CONFER,
Manos Unidas y Redes), proponemos
profundizar en la ecología humana que
expone el papa Francisco en la encíclica
Laudato Si’, porque "son inseparables la
preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con
la sociedad y la paz interior" (LS 10).
En este espacio abordaremos algunas
de estas cuestiones para tratar de llevarlas a nuestra vida cotidiana.
El Adviento es una oportunidad para redescubrir el valor de la simplicidad en la celebración de la Navidad.
El anuncio de la Buena Noticia, del
nacimiento del Salvador, nos pone en
camino hacia una manera de vivir más
austera, es decir, ser libres de las cadenas del consumismo. El consumismo
es una elección, no una obligación, por
lo que podemos cambiar nuestra forma
de vida hacia una más sostenible y preocupada por los demás. Desarrollemos una forma de celebrar nuestras fiestas
en las que la austeridad sea un principio, con comidas sencillas y en cantidades adecuadas para no desperdiciar en
nuestras celebraciones.
Además, el Adviento nos invita a
comprometernos con el cambio, dando
importancia a las personas y anunciando a los demás el sentido de nuestra
celebración en la sencillez. Jesús nació
en un pesebre, sin lujos, rodeado de
gente sencilla. Es un buen momento
para fijar nuestra atención en las personas que están a nuestro alrededor,
compartiendo nuestro tiempo con los
demás y creando un ambiente positivo.
Pensemos en cada una de las personas
a las que vamos a regalar, para que sean
regalos personalizados, que no tienen
que ser caros. Y con los que están lejos,
pongámonos en contacto: es un buen
momento para contribuir con las tarjetas de felicitación solidarias de ONG´s.
www.enlazateporlajusticia.org
domingo, 11 de diciembre de 2016
Atrévete a sentir Su Latido
ATREVERSE a sentir los latidos del Corazón de Dios
Dios late con fuerza en cada momento de nuestra vida. La cuestión (y de ahí la dificultad) es que no siempre tenemos bien enchufados los auriculares para escucharle: las prisas, los agobios, las miles y miles de ofertas, los anuncios machacantes de una Navidad de espumillón y lucecitas nos terminan por aturdir los sentidos. Incluso nos impide escuchar cómo Dios se hace presente... ¿habremos olvidado el verdadero "Espíritu" de la Navidad (el de Dios)?
Este Adviento nos proponemos recuperar la capacidad de SENTIR sus latidos. Es cuestión de atreverse, de escucharse a uno mismo y retomar la vida (Reconciliación/Penitencia), de ponerse en la senda de aquellos que han caminado el mismo sendero antes que nosotros (Oración), de preparar concienzudamente nuestra casa a la llegada inminente de nuestro Dios (Celebración).
La palabra de ...Marián Sánchez
ADVIENTO ...estado de buena esperanza
Hay un dicho tradicional, que ya casi no se utiliza, para referirse al embarazo que habla de “esperar”, de “esperanza” y, además, de una esperanza que es “buena”. ¿Cuántas maneras distintas hay de esperar? Y sobretodo cuando lo esperado va a cambiar la vida de quien lo espera ¿cómo vive cada quién dicha espera? Preocupación, miedo, inquietud, desasosiego, incertidumbre, duda y tantas otras emociones negativas nos inundan. Tantas cosas se escapan a nuestro control cuando sólo podemos hacer que esperar, tanta impaciencia por saber cuál será el futuro que nos deparan los acontecimientos.
Hay un dicho tradicional, que ya casi no se utiliza, para referirse al embarazo que habla de “esperar”, de “esperanza” y, además, de una esperanza que es “buena”. ¿Cuántas maneras distintas hay de esperar? Y sobretodo cuando lo esperado va a cambiar la vida de quien lo espera ¿cómo vive cada quién dicha espera? Preocupación, miedo, inquietud, desasosiego, incertidumbre, duda y tantas otras emociones negativas nos inundan. Tantas cosas se escapan a nuestro control cuando sólo podemos hacer que esperar, tanta impaciencia por saber cuál será el futuro que nos deparan los acontecimientos.
Y eso que en la actualidad
las embarazadas
contamos con medios
técnicos y profesionales
expertos que nos informan
de cada paso en la
evolución del bebé. Pero,
aún así, los interrogantes
inquietan nuestro espíritu
desde el momento en
que conocemos nuestro
“estado de esperanza”: ¿ahora,
es el mejor momento? ¿es
muy pronto? ¿hemos esperado
mucho? ¿estará sano? ¿será nene
o nena? ¿se parecerá a su hermano?
¿dormirá bien? ¿comerá bien? ¿cómo
me organizaré con el trabajo? ¿podré contar con los abuelos? ¿quién me
ayudará cuando se ponga malito? ¿habrá
que cambiar de piso? ¿sabré educarlo
adecuadamente? ¿tomaré buenas
decisiones? ¿lo haré feliz?... Pero
entonces, ¿es éste un estado de buena
esperanza?
Y entonces me viene a la cabeza la
imagen de una chiquilla en un pequeño
pueblo de Oriente Próximo en
plena antigüedad durante la ocupación
romana: malos tiempos para las
madres solteras, malos tiempos para
las mujeres, en general; y una sola respuesta
para el emisario: “Hágase en
mí según tu palabra”. Ni un ápice de
temor en sus palabras, ni un renuncio.
Solamente confianza, sólo fe, tan sólo
un abandonarse en brazos de quien
sabe la ama, únicamente la certeza de
que todo irá bien. Cuánto anhelo en
mí algo parecido a esa disposición, a
ese estado de buena esperanza.
Cuánto podríamos aprender durante
estos días de Adviento, si nos
dejáramos contagiar por ese alarde de
confianza, por ese derroche de optimismo
que María nos muestra en sus
delicados y humildes gestos. Cuánto
podríamos ofrecer al mundo y a los
hermanos más cercanos si, en mitad
de la incertidumbre y los miedos que
nos contaminan cada día, fuéramos
capaces de mirar el presente con sosiego,
alzar la mirada y decir bien fuerte:
“Esto viene de Dios, así que todo irá
bien”. Cuánto mejor podríamos vivir,
si lo hiciéramos, como María, en estado
de buena esperanza.
ADVIENTO 2016
ATREVERSE... y nadar a contracorriente
Besugos, tiburones, truchas, lubinas, merluzas y merlucillas, atunes, cirujanos, de agua dulce y agua salada… y, sí, todos peces, con sus características, sabores peculiares y también con sus costumbres. Hagamos un pequeño ejercicio: si fueras un pez, ¿con cuál te identificarías? ¿Cuáles serían tus características? ¿A qué sabría tu vida? ¿Más de agua dulce o más de agua salada? ¿Explorador o sedentario? Si fueras pez…
El papa Francisco, con su genialidad, un día les soltó a los jóvenes: “En esto os pido que os rebeléis contra esta cultura de lo provisional, que, en el fondo, cree que vosotros no sois capaces de asumir responsabilidades, que no sois capaces de amar verdaderamente… Yo tengo confianza en vosotros, jóvenes, y pido por vosotros. Atreveos a ir a contracorriente. Atreveos a ser felices”.
Y es verdad: hay peces que se dejan llevar por la dirección que marca la mayoría. Pero los que buscan algo más, ¡deciden ir a contracorriente! Y, buscando, descubren nuevos horizontes que habitar y vivir, e, incluso, al Dios que nos ama con locura y que quiere lo mejor para nosotros. ¡Que desea que seamos felices!
Te proponemos, este año, nadar a contracorriente: buscar, encontrar, vivir y decir sí a Dios y su plan sobre ti.
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