Miguel Ángel Jiménez Salinas es director del
Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia de la Conferencia Episcopal.
En plena Campaña de la Renta, esta vez hablamos con él.
HOJA DOMINICAL. Conocemos sobradamente los múltiples motivos
por los que marcar la X a favor de
la Iglesia... ¿Algunas razones más de
peso?
MIGUEL ÁNGEL. La labor de la
Iglesia es inmensa, abrumadora y to- dos sus quehaceres vienen recogidos
en la Memoria de Actividad; más de
2.800.000 personas atendidas en centros para mitigar la pobreza, más de
26.000 atendidas en centros de violencia o más de 160.000 inmigrantes aten- didos... las cifras hablan por sí solas,
pero no debemos olvidar que detrás de
cada X hay una historia. Detrás de ese
0,7% en nuestra declaración, hay historias de personas que recuperan su dignidad gracias a la labor de la Iglesia y
de quienes ayudan con su X a lograrlo.
M.A. ¡Sin duda!, y lo hacemos desde la raíz. Es cierto que hay muchas
más ONGs o instituciones que auxilian
a las personas pero la ayuda de la Iglesia para un creyente además supone
el amor de Dios, cómo nos mira a los
ojos. Tiene el valor de la humanidad, el
de construir un mundo mejor.
H.D. Una asignación a través de la Campaña de la Renta, Miguel Ángel,
que asciende cada año, ¿verdad?
M.A. Efectivamente, y esto es algo que nos produce enorme satisfacción
en una sociedad que a veces cree que
nuestra presencia y lo que representamos está en retroceso. Está claro que
no es así, pues la asignación anual nos
indica que en la última campaña de la
Renta han sido 55.000 personas más
las que han marcado la X a favor de la
Iglesia Católica.
H.D. Y en este punto es casi obligado informar sobre todos para aclarar y despejar dudas ¿adónde se destina el dinero recaudado?
M.A. Podría mencionaros muchos
ejemplos concretos pero prefiero des- tacar lo que no se ve. Por cierto, también aclaro que con el dinero recaudado en la Renta, la Iglesia no paga el
sueldo de los sacerdotes, quienes por
cierto no solo celebran Eucaristías sino
que realizan una importante labor de
acompañamiento a los enfermos, a las
personas mayores, una labor que es
impagable y realmente necesaria pues
brindan tiempo y esperanza a quienes
más lo necesitan.
También la Iglesia destina este dinero a conservar iglesias y templos a
los que cualquiera puede acceder, que
están abiertos a todo el mundo. Son
pequeños ejemplos de los muchos fines que en nuestra sociedad abarca la
Iglesia.
H.D. En un momento delicado en
nuestro país donde la sociedad exige
cada día más información, queremos
destacar el firme compromiso de la
Iglesia con la transparencia para que
tampoco haya duda alguna en este
sentido, ¿verdad?
M.A. Todos los años ofrecemos
información fiscal en la Memoria de
Actividad de la Conferencia Episcopal,
un importante documento que se presenta puntualmente ante el Ministerio
de Justicia y que viene avalado por
PricewaterhouseCoopers, una de las
firmas de consultoría más prestigiosas
del mundo.
La Iglesia se ha tomado muy en serio el compromiso con la transparencia y estamos avanzando mucho
en este sentido, aunque siempre habrá
quien no esté de acuerdo con nuestra
gestión, es así de sencillo, pero desde
luego nadie podrá acusarnos de no estar haciendo las cosas de la mejor manera posible.
H.D. Por cierto, una Iglesia que también paga sus impuestos.
M.A. Pagamos absolutamente todo lo que nos marca la ley y quiero remarcar que no hay condiciones especiales
para nosotros, no existen privilegios
históricos pues el régimen fiscal no
nos distingue para beneficiarnos. Sí,
habrá quien diga que la Iglesia no paga
el IBI, pero ocurre lo mismo con muchas otras fundaciones, asociaciones
o instituciones, no somos los únicos.
Tampoco hay privilegios con respecto
a otras confesiones religiosas. En clase
de Religión, por ejemplo, no poseemos
el privilegio de ser la única opción presente
en las aulas, como alguien pudiera pensar, así que no hay trato de favor
en ningún aspecto.
H.D. Por otro lado, todas las actividades que realiza la Iglesia suponen
un alto ahorro para el Estado y tienen
un importante impacto en el producto interior bruto de España. También
ésta es una realidad que debemos poner de manifiesto, ¿no es así?
M.A. Por supuesto, por eso la presencia de la Iglesia en nuestra sociedad debe ser respetada. Pensemos en
el impacto de las celebraciones y fiestas
religiosas; el gasto directo estimado de
visitantes asciende a 5.200 millones de
€. Si las elimináramos de nuestro escenario de convivencia, toda esa riqueza
dejaría de generarse. Pero pensemos
igualmente en el ámbito educativo.
Aquí la acción de la Iglesia supone en
torno a un ahorro al Estado de 2.700
millones de euros, por eso debemos se
debe valorar nuestra presencia en su
justa medida, desde el respeto y desde
la libertad.
H.D. ¿Algún aspecto más que sea importante?
M.A. Insistir en los numerosos beneficios de marcar la casilla de la Iglesia Católica cuando realicemos nuestra
declaración de la renta porque con este
simple gesto contribuimos a la consecución de un mundo mejor. Y como bien indica Cáritas en su campaña,
también se puede marcar la casilla de
fines sociales al mismo tiempo, con lo que de esta manera ayudaríamos el doble. Nos sobran los motivos para marcar las dos casillas.