La Clase de Religión es uno de los
temas que siempre están de actualidad. Hablamos hoy con Ramón Sánchez Calero, Delegado Diocesano de Enseñanza Religiosa de la
diócesis de Albacete, y cura párroco de
Ntra. Sra. de la Asunción de Almansa.
HOJA DOMINICAL. ¿Cómo percibe usted el momento presente?
RAMÓN SÁNCHEZ. Vivimos un
momento de grandes convulsiones sociales, políticas y culturales. Miremos
el mundo: Guerras larvadas constan- tes, fanatismos, refugiados, emigrantes, etc. La persona al servicio de los
medios de producción, de comunicación, de intereses ideológicos de todo
tipo, etc.
Ante todo ello lo religioso ha de hacerse sitio como un servicio de humanización y sensibilización de la misma
sociedad ante los retos que la nueva
cultura plantea a la persona. Aquí lo
religioso es un elemento inteligente
que abre la mente y el corazón a otra
forma de entender la vida y la sociedad. Descartar lo religioso creo que es
ahondar más en los lastres presentes.
H.D. ¿Háblenos, concretamente,
de la presencia de la religión en la escuela pública?
R.S. En la pública y en la concertada. Ambas son sociedad y lo religioso
tiene vocación de sociedad, de comunitario, de encontrarse con la persona
que voluntariamente lo desea, lo pide,
lo quiere. Es el estado el que tiene la
obligación de regular esos derechos. La
misión de la escuela es educar a la persona íntegramente. No es solo educar
en competencias técnicas, lingüísticas,
matemáticas, etc. La escuela es educadora también en las competencias
emocionales, sensitivas, actitudinales,
afectivas, etc. Siempre lo ha hecho así.
Diría que:
- La clase de religión en la escuela ayuda a saber comprender la tensión entre la fe y la cultura religiosa (Jerusalén) y el saber y la cultura filosófica (Atenas). Esto es Europa.
- La clase de religión en la escuela sensibiliza ante el dolor y la pobreza. Da herramientas para hacer crecer capacidades y enfrentarse a ello, dando respuestas positivas.
- La religión suscita en la persona la capacidad de admiración ante lo bello, lo bueno, lo hermoso. Eso es lo que busca el corazón humano.
- Finalmente he de decir que la persona no puede vivir sin “dogmas”, creencias. Si no posee unas creencias (religiosas y morales) poseerá otras (relativismo, materialismo, etc.). Dice un teólogo africano que Europa ha cortado el árbol de la ciencia del bien y del mal y ha crecido el árbol del relativismo.
R.S. Realmente el momento es especial. El parlamento se encuentra
muy fraccionado y algunos grupos
parlamentarios minoritarios parten
de otra concepción de la persona y
de la escuela, donde se excluyen los
elementos antes indicados. También
existen presiones desde el exterior del
parlamento para sacar la religión fuera
de la escuela. Ante ello es importante
que miremos el entorno europeo, en
todos los países, de una u otra forma
está presente el elemento religioso y la
libertad del individuo y de la familia
para escoger el tipo de educación que
quiere para sus hijos. Este principio,
garantizado en nuestra legislación, se
desarrolla con los centros de iniciativa
social (concertados) y con la clase de
religión confesional, que no es un privilegio de nadie sino la respuesta a tantas personas sencillas que piden
que sus hijos sean educados en
los valores de la cultura cristiana.
Los valores religiosos y la misma fe no
son elementos descartables en sí.
H.D. ¿En nuestra diócesis que aceptación tiene la clase de religión
católica?
ólica?
R.S. En Albacete se imparte clase de religión confesional evangélica y
católica, aunque la desproporción es
muy grande a favor de la católica. En
todo el territorio nacional, además, se
imparte la musulmana. Luego no es un
privilegio de la Iglesia católica, sino un
derecho de las personas y de las familias. En nuestra provincia de cada diez
alumnos ocho escogen voluntariamente la clase de religión. En Castilla la Mancha la opción religiosa escolar
es muy alta, también del ochenta por
ciento.
Aprovecho para dar las gracias a la Administración Regional y Provincial
por el interés y la preocupación por
esta materia y
sus profesores,
y desear que
profesores ,
familias y comunidades sepamos presentar la religión
como un motivo que dignifica
y ennoblece a
la persona
y a la sociedad.