Plántale cara al hambre: Siembra
Manos Unidas nació hace 57
años para erradicar el hambre
en el Mundo. En el año
2016, todavía hay 805 millones de
personas que pasan hambre e incluso
en zonas de África subsahariana y
Asia Occidental, la hambruna ha aumentado
como consecuencia de las
guerras y los desastres naturales.
Como decía la primera presidenta
nacional, Mary Salas: “El día en que
los hombres decidan que no haya más
hambre sobre la capa de la Tierra, no
la habrá. Supone una toma de conciencia
semejante a la de la abolición
de la esclavitud. Será un mundo nuevo”.
Como Organización de la Iglesia
Católica en España para la promoción
y desarrollo de los países más empobrecidos,
Manos Unidas mantiene su
compromiso a favor de la seguridad
alimentaria sostenible y respetuosa
con el medio ambiente.
Manos Unidas le declara la guerra
al hambre y lanza un plan trienal (2016-2018) para conseguir la seguridad
alimentaria y reforzar el derecho
humano a la alimentación de todos ya
que la nutrición, es fundamental para
que las personas lleven una vida saludable
y se desarrollen con total dignidad.
El Papa Francisco dice que los pobres
son “los sobrantes” de esta cultura
actual del descarte.
Recordamos las palabras de San
Juan Pablo II que llamaba Paradoja de
la abundancia: “Hay alimentos para
todos, pero no todos pueden comer
debido al derroche, indiferencia y utilización
de los alimentos para otros
fines”. El hambre no es problema de
producción sino de falta de accesibilidad
a los alimentos por diversas causas.
En esta nueva Campaña nos comprometemos
a:
- Sembrar recursos para que todos: personas, Instituciones nacionales e internacionales y los propios gobiernos en los países en desarrollo faciliten a las pequeñas explotaciones familiares, el acceso a los medios de producción: semillas de calidad y recursos financieros para su mantenimiento.
- Sembrar capacidades: Para que los pequeños agricultores desarrollen una agricultura respetuosa con el medio ambiente y mejoren sus técnicas de cosecha, almacenamiento y comercialización.
- Sembrar responsabilidad y cooperación entre los Estados: Se deben implicar urgentemente en la defensa de los más débiles y en el cumplimiento de sus derechos fundamentales y especialmente el derecho a la alimentación.
- Sembrar solidaridad: Sin el compromiso solidario de todos, no es posible acabar con el hambre en el mundo.