domingo, 14 de febrero de 2016

La palabra de... Pilar Martínez (Presidenta Manos Unidas Albacete)

Plántale cara al hambre: Siembra

Manos Unidas nació hace 57 años para erradicar el hambre en el Mundo. En el año 2016, todavía hay 805 millones de personas que pasan hambre e incluso en zonas de África subsahariana y Asia Occidental, la hambruna ha aumentado como consecuencia de las guerras y los desastres naturales.
Como decía la primera presidenta nacional, Mary Salas: “El día en que los hombres decidan que no haya más hambre sobre la capa de la Tierra, no la habrá. Supone una toma de conciencia semejante a la de la abolición de la esclavitud. Será un mundo nuevo”.
Como Organización de la Iglesia Católica en España para la promoción y desarrollo de los países más empobrecidos, Manos Unidas mantiene su compromiso a favor de la seguridad alimentaria sostenible y respetuosa con el medio ambiente.

Manos Unidas le declara la guerra al hambre y lanza un plan trienal (2016-2018) para conseguir la seguridad alimentaria y reforzar el derecho humano a la alimentación de todos ya que la nutrición, es fundamental para que las personas lleven una vida saludable y se desarrollen con total dignidad.
El Papa Francisco dice que los pobres son “los sobrantes” de esta cultura actual del descarte.
Recordamos las palabras de San Juan Pablo II que llamaba Paradoja de la abundancia: “Hay alimentos para todos, pero no todos pueden comer debido al derroche, indiferencia y utilización de los alimentos para otros fines”. El hambre no es problema de producción sino de falta de accesibilidad a los alimentos por diversas causas.
En esta nueva Campaña nos comprometemos a:
  • Sembrar recursos para que todos: personas, Instituciones nacionales e internacionales y los propios gobiernos en los países en desarrollo faciliten a las pequeñas explotaciones familiares, el acceso a los medios de producción: semillas de calidad y recursos financieros para su mantenimiento.
  • Sembrar capacidades: Para que los pequeños agricultores desarrollen una agricultura respetuosa con el medio ambiente y mejoren sus técnicas de cosecha, almacenamiento y comercialización.
  • Sembrar responsabilidad y cooperación entre los Estados: Se deben implicar urgentemente en la defensa de los más débiles y en el cumplimiento de sus derechos fundamentales y especialmente el derecho a la alimentación.
  • Sembrar solidaridad: Sin el compromiso solidario de todos, no es posible acabar con el hambre en el mundo.
Todos con nuestras “manos unidas”, guiados por la justicia y la caridad recorreremos el camino para que todos tengamos el alimento de cada día.