domingo, 1 de abril de 2018

Domingo de Resurrección 2018

Estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Mientras lloraba se asomo al sepulcro, y vio dos ángeles de blanco, sentados, un a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan: "Mujer, ¿por qué lloras?" Ella les contesta: "Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto." Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?" Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo recogeré." Jesús le dice: "¡María!." Ella se vuelve y le dice: "Rabboini" - que significa: "Maestro". Jesús le dice: "No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro." María la Magdalena fue y anunció a los discípulos "He visto al Señor y me ha dicho esto".
Jn 20, 11-18 
Allí donde tú estás, Cristo habla de Pascua
¡Alabada seas tú, cruz de Cristo!
Allí donde te encuentren,
Cristo da testimonio de su misterio pascual:
del paso de la muerte a la vida.
Él da testimonio del amor,
de la fuerza interior de una vida nacida del amor,
que ha vencido a la muerte.

Alabada seas tú, cruz de Cristo,
allí donde estés levantada,
en los campos de batalla,
en los campos de prisioneros,
al borde de los caminos.

Allí donde los hombres sufren,
allí donde trabajan,
estudian y dan prueba de creatividad.

En todo lugar,
en el corazón de cada hombre y de cada mujer,
de cada chico y de cada chica,
en el corazón de todos los hombres,
alabada seas tú, cruz de Cristo.

Amén