A las 11:42 de la mañana de este sábado, 30 de mayo, llegó a la Estación Ferroviaria de la Ciudad del Vaticano el Tren de los Niños, transportando 200 niños, hijos de presidiarios y presidiarias, provenientes de Bari y de Trani, en una iniciativa del Patio de los Gentiles. Poco después de la llegada, los niños y sus acompañantes pudieron encontrarse con el Santo Padre en la Sala Nervi: “Nunca dejen de soñar”, les dijo Francisco a los pequeños.
A la pregunta del Papa: “¿Cuándo un corazón es de hielo o de piedra?”, algunos de los pequeños respondieron: “Cuando se desilusiona”. Mientras que otros dijeron: “Cuando no soñamos o no rezamos”. Después de eso, uno de ellos respondió: “Cuando no escuchamos la Palabra de Dios y de Jesús”. En ese momento el Papa lo llamó y le dijo: “Has dicho una cosa muy bonita. Repitamos todos juntos: “Nunca dejen de soñar y de escuchar la Palabra de Jesús, porque Jesús ensancha el corazón y nos ama a todos”.
Francisco quiso saludar uno por uno a todos los niños y niñas, con sus acompañantes y familiares, y recibió un abrazo de muchos, así como también fueron muchos los pedidos para tomarse selfies. Los pequeños le regalaron al Papa algunas pulseras hechas por sus madres en la cárcel, y algunos dibujos, pequeñas águilas.
Cuando los pequeños llegaron al Vaticano, soltaron barriletes y cometas con forma de águilas, en un gesto que simboliza el tema elegido este año por el Patio de los Niños – Vuelo – porque, como fue explicado, quiere ofrecer a los pequeños que viven con sus madres una cotidianeidad marcada por la prisión y el alejamiento de sus hermanos, y para aquéllos que viven la separación de sus madres que se encuentran encarceladas, un día para volar y soltar la fantasía, salir de la dura realidad en la que están obligados a vivir.
El Tren de los Niños es promovido por la Ferrovía del Estado en colaboración con el Patio de los Niños, una iniciativa de la Santa Sede, dedicada a los pequeños, en el ámbito del Patio de los Gentiles. El tema del “Vuelo” fue elegido por el Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, Cardenal Gianfranco Ravasi. La iniciativa llegó a su tercera edición, después de aquélla de Nápoles, en 2014, dedicada a los jóvenes con abandono escolar y la de Milán, dirigida a los jóvenes acogidos en casas de familia.